Hace poco tuve la oportunidad de asistir en el Teatro Central a la representación de la obra “La Paz Perpetua”, de Juan Mayorga, Premio Nacional de Teatro. Puede calificarse como un fábula contemporánea, en la que tres perros revelan y ponen de manifiesto algunos dilemas de la sociedad actual. El argumento gira en torno a las pruebas de ingreso de estos animales en un cuerpo especial de lucha anti-terrorista, para detectar bombas, e integrantes de comandos.
Los tres actores principales, contando como única caracterización con unos colmillos, logran con su brillante interpretación captar la atención del espectador, y en una segunda parte de la obra logran que este reflexione. Cada perro protagonista viene a representar un modelo de ser humano: la persona cínica, la persona simple y la persona de valores, que observa la vida desde su óptica particular.
Tal y como podéis comprobar por el título, las citas filosóficas son frecuentes en la obra, así Kant, o Pascal, son los más repetidos. Gracias al teatro y la escenificación de los conflictos resulta mucho más atractivo comprender los conceptos filosóficos en torno a los cuales gira la obra.
Una vez que se abandona la sala el público se queda con varias preguntas: ¿Cuáles son los límites del sistema de seguridad colectiva?, ¿Es legítimo que el Estado use métodos ilegales en beneficio de la seguridad? ¿Tenemos realmente capacidad de decisión los seres humanos? ¿Es posible un mundo sin conflictos? ¿Existe Dios?
Los tres actores principales, contando como única caracterización con unos colmillos, logran con su brillante interpretación captar la atención del espectador, y en una segunda parte de la obra logran que este reflexione. Cada perro protagonista viene a representar un modelo de ser humano: la persona cínica, la persona simple y la persona de valores, que observa la vida desde su óptica particular.
Tal y como podéis comprobar por el título, las citas filosóficas son frecuentes en la obra, así Kant, o Pascal, son los más repetidos. Gracias al teatro y la escenificación de los conflictos resulta mucho más atractivo comprender los conceptos filosóficos en torno a los cuales gira la obra.
Una vez que se abandona la sala el público se queda con varias preguntas: ¿Cuáles son los límites del sistema de seguridad colectiva?, ¿Es legítimo que el Estado use métodos ilegales en beneficio de la seguridad? ¿Tenemos realmente capacidad de decisión los seres humanos? ¿Es posible un mundo sin conflictos? ¿Existe Dios?
Así que os animo a todos a que veáis esta obra y animo a las autoridades culturales a que promocionen en sus territorios este tipo de teatro. Podéis saber más en este enlace del Ministerio de Cultura:
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