viernes, 27 de noviembre de 2009

Visibilidad democrática en la Unión Europea:

La semana pasada se designaron el Presidente permanente del Consejo de la Unión Europea y la Alta Representante para la Política Exterior de la UE. Las dos personas designadas resultan desconocidas para la mayoría de los ciudadanos europeos, lo que no implica que no puedan desarrollar sus cargos de forma efectiva y eficaz. Sin embargo, el proceso de designación ha pecado de falta de transparencia, lo que le resta legitimidad democrática a las personas elegidas. Los líderes de los 27 países miembros, Jefes de Estado o de Gobierno, reunidos en Bruselas han decidido los nombres de las personas encargadas de dirigir la UE. La intervención del cuerpo electoral, de los ciudadanos europeos, ha sido nula.

Para que Europa tenga peso político en la escena internacional requiere que se refuercen los mecanismos de legitimación democrática de sus cargos, por ello lo ideal hubiera sido que en las pasadas elecciones europeas del mes de junio, los distintos grupos políticos a nivel Europeo: conservadores, liberales, socialistas, verdes, izquierda libre europea, hubieran presentado candidatos a presidir las instituciones de la Unión. Sin duda, esto hubiera favorecido la participación y el interés de los ciudadanos por el proceso electoral.

Para liderar un proyecto colectivo es necesario conseguir la adhesión de los ciudadanos a través de un proceso electoral. Esta es, por ejemplo, la legitimación de la que goza Barack Obama, cuyo proyecto y carisma se ha traducido en apoyo masivo en las urnas. La Unión Europea necesita un proceso similar para afrontar los riesgos y las oportunidades de la globalización y mirar de tú a tú a las potencias hegemónicas. Por tanto, no sólo es necesario que exista una única voz, sino que es necesario que esta voz se encuentre legitimada a través de las elecciones al Parlamento Europeo.

Hasta tanto esto no se produzca, no habremos cambiado el paradigma de soberanía nacional que, hasta ahora reside en el pueblo de cada uno de nuestros Estados modernos, por el de soberanía europea o supranacional. Por tanto, cuanto antes habrá que recuperar el proyecto de Constitución Europea que haga recaer la soberanía supranacional europea en el conjunto de los ciudadanos de la Unión Europea.

Evidentemente existe vértigo a los cambios, y los dirigentes de los Estados Nación actuales no se atreven a avanzar hacia una transformación radical de la Historia de Europa. No obstante, el cambio se deberá producir más pronto que tarde, ya que sin una auténtica estructura institucional que refuerce el protagonismo de los ciudadanos, la Unión Europea no podrá responder a los retos de la globalización, como son el desigual reparto de los recursos, la deslocalización de la producción, la inmigración, el cambio climático, la pobreza y el subdesarrollo.

viernes, 20 de noviembre de 2009

Nuevos retos, nuevas energías

Hoy comienzo una nueva etapa profesional. Voy a dirigir la Unidad Territorial de Empleo, Desarrollo Local y Tecnológico de Alcalá de Guadaíra, gracias a la confianza depositada en mi por el Consejo Rector, formado por el Alcalde de Alcalá de Guadaíra, cuatro compañeros más de la corporación municipal, así como por el Delegado Provincial de Empleo y otros representantes de la Junta de Andalucía. Las competencias de este organismo consisten en la promoción empresarial, el apoyo a los emprendedores y el fomento del empleo en nuestra localidad. Su función es adaptar las políticas públicas de la Junta de Andalucía en materia de emprendimiento y empleo a las necesidades del territorio, en este caso Alcalá de Guadaíra, la ciudad que concentra el 40 % del tejido industrial y empresarial de la provincia de Sevilla y el 10 % del conjunto de Andalucía.

Sin duda supone un importante reto, más aún si tenemos en cuenta la coyuntura de crisis económica por la que atravesamos, que ha socavado los cimientos de un sistema productivo basado en la construcción residencial y el consumo interno de las familias. También la crisis ha terminado por arrastrar las industrias fácilmente deslocalizables, en las que la rentabilidad se obtenía del factor salarial y no de la innovación y el valor añadido. El Gobierno de España y la Junta de Andalucía han apuntado que su política va dirigida a cambiar el modelo productivo hacia la economía sostenible, basada en la competitividad que ofrece la innovación tecnológica, la capacitación de los trabajadores y la decisión empresarial.

Esa debe ser la línea conductiva que debemos apoyar y potenciar en nuestra Ciudad, para que siga siendo pionera en España y en Andalucía en materia empresarial. Me sumo a ese proyecto, para trabajar en equipo, junto a Antonio Gutiérrez Limones, y al resto de compañeros de la Agrupación Local del PSOE y de la Corporación. Sin duda es un reto difícil, pero son dichos retos los que nos mueven a superarnos a las organizaciones y a las personas. El trabajo es la mejor forma de empezar a cumplir objetivos, así que a trabajar con toda la intensidad.

martes, 10 de noviembre de 2009

Recuperar el valor de la política

En tiempos de crisis como los actuales resulta imprescindible que la sociedad recupere la confianza en la Política, como único medio para salir de la crisis y cambiar los valores y principios que hasta hace poco habían regido en la economía y en la sociedad. Precisamente esta crisis se origina por una falta de políticas públicas, por la ausencia de control sobre los mercados financieros y por dejar campo abierto a la especulación y al dinero fácil. Por ello, sólo desde la Política se puede construir un proyecto colectivo que repare las injusticias del mercado, corrija las desigualdades, y coloque al ciudadano en el eje en torno al que debe girar la acción pública. En estos momentos no cabe recurrir a soluciones populistas, antidemocráticas o autoritarias, a pesar de que estos movimientos extremistas tienen mayor predicamento en circunstancias como las actuales.

Los últimos casos de corrupción no contribuyen a que la sociedad perciba la actividad política como imprescindible para salir de la crisis, deterioran la imagen de la política y de las personas que se dedican a la misma en su conjunto. Si bien está claro que los casos de corrupción constituyen un comportamiento individual de las personas que comenten los delitos, dichas acciones acaban contaminando a la inmensa mayoría de personas que participan en política con esfuerzo y dedicación. Para evitar que la manzana podrida acabe contaminando al resto, hay que reaccionar de forma inmediata, expulsando a los implicados y estableciendo un cordón sanitario para evitar nuevos casos.

Es responsabilidad de todos recuperar el prestigio de la política, ya que la democracia es un proyecto colectivo que a todos corresponde defender. Si los ciudadanos elegimos el camino de la abstención electoral y la falta de participación en los asuntos públicos, no estaremos contribuyendo a solucionar los problemas que nos atañen a todos, ni dignificando la acción de la política. Igualmente, la clase política se debe aun compromiso ético, y su actividad debe estar regida por valores fácilmente compartidos por el conjunto de la ciudadanía. No permitamos que comportamientos individuales empañen el honesto compromiso de muchos ciudadanos: votantes, militantes y cargos públicos, que dedican su tiempo a la Política.