martes, 27 de julio de 2010

Los viajes están cargados de motivos, tantos como alicientes ofrecen los destinos. En los últimos 10 días hemos podido disfrutar de paisajes, de la cocina vasca, cantabra y castellana y sobre todo de las manifestaciones culturales, de las que me gustaría destacar tres:

- La iglesia de San Martín de Fromista, en mitad de la meseta castellana, entre campos de trigo y como parada del camino de Santiago secuentra la iglesia de San Martín, singular ejemplo del románico en España. Su sobriedad se acerca a la de su entorno a la de sus gentes. Descargada de todo elemento posterior, en la actualidad se conserva tal y como se pensó en el siglo XI. Merece la pena detenerse a contemplar la decoración de los capiteles, con diversas escenas sagradas y mundanas.



- El peine del viento en la bahía de la Concha. En San Sebastian entre el mar y la montaña, donde acaba la ciudad, el escultor Chillida incorporó su obra a la naturaleza, como un elemento más de esta. Debes acercarte para contemplarla, pues su dimensión es humana, pero su estética es la continuación natural de la costa del cantábrico. La obra te obliga a interactuar, dejandote mojar por las olas que rompen en las rocas.



- El museo Guggenheim Bilbao. Además del edificio de Frank Gehry, que por si solo merece la visita a Bilbao, en su interior acoge una de las exposiciones más fascinantes de arte contemporáneo que hemos disfrutado, la del creador británico de origen indio, Anish Kapoor. Una de las instalaciones consistía en proyectar contra una esquina de la sala proyectiles de cera roja carmín con un cañón de aire comprimido. La cera impacta regularmente contra la pared blanca del museo cada hora y se derrama en la forma más parecida a la sangre.