lunes, 10 de mayo de 2010

Ricardo III


Ayer estuvimos de nuevo en el teatro, para ver un drama clásico de W. Shakespeare, Ricardo III, producido por la compañía Atalaya. La escenografía destacaba por las estructuras de metal de formas afiladas, que van interactuando con los personajes, que sirven como trono, como velas de barcos, o como cuchillos. Aunque desde el inicio de la obra advertimos la naturaleza del personaje, este va degenerando con cada crimen que le acerca a la corona de Inglaterra. Ricardo es un ser sin escrúpulos, durante uno de los más emociantes monólogos del texto, llega a advertir que la compasión es propia de los débiles. No obstante, al final de la obra se aparecen como fantasmas todas sus víctimas, prediciendo el final de su tiranía. El rey solo y abandonado por todos sus vasallos debido a su cruel forma de gobernar, grita buscando una última oportunidad "mi reino por un caballo".