sábado, 14 de marzo de 2009

La tensión del arco parlamentario


Los resultados de las elecciones en Galicia y en el País Vasco han tenido gran trascendencia en la correlación de fuerzas políticas en el Congreso de los Diputados. Los grupos que hasta ahora habían apoyado al Gobierno, sobre todo en la aprobación de los presupuestos, el PNV y el BNG van a ser desplazados del poder en sus Comunidades Autónomas, y ya han avanzado, sobre todo los nacionalistas vascos, su intención de pasarse a la oposición más encarnizada. A pesar de que el PSOE tenga margen de maniobra en el Parlamento, porque tan sólo le restan 6 escaños para conseguir la mayoría absoluta, casi todos los grupos minoritarios tienen algo que reprocharle al gobierno: CIU y PNV que han sido apartados del poder en sus feudos por los socialistas, IU, BNG y ERC buscarán desmarcarse del gobierno y aprovechar la crisis para reforzarse ideológicamente y conseguir réditos electorales, CC gobierna en Canarias con el PP, Nafaroa Bai y UPN por si solos no suman y, por último con UPD el entendimiento es complicado.

El portavoz del grupo socialista ha hablado de la geometría variable para la búsqueda de apoyos parlamentarios, sin embargo la realidad práctica hace difícil la suma de votos suficientes. Por tanto, en un momento como el actual habrá que resolver el dilema de los apoyos parlamentarios más pronto que tarde. Y sólo hay dos opciones, la primera, buscar el entendimiento de nuevo con los nacionalistas catalanes, solución que ha funcionado en el pasado, pero que lanzaría el mensaje que se quería evitar al inicio de la legislatura, la independencia del Gobierno de España de los intereses particulares de determinados lobbys territoriales. La segunda opción, y sin duda la más arriesgada, es buscar el entendimiento con el Partido Popular. Habría que plantearse que si somos capaces de llegar a un acuerdo para gobernar con su apoyo en el País Vasco, si tendríamos que ser capaces de llegar a determinados acuerdos a nivel nacional.

Sin embargo, como comentaba el riesgo es muy grande, ya que caeríamos en los brazos de un grupo político que está esperando el agravamiento de la crisis y el deterioro de la situación social, para que el Gobierno caiga como fruta madura. Por tanto, lo primero que habría que advertirle al PP es que existen razones de Estado para los pactos que deben estar por encima de la táctica partidaria. Yo personalmente, pienso que habría que explorar esa vía, con prudencia y buscando consenso en cuestiones concretas y necesarias para sentar las bases de un nuevo sistema económico en España: como son las del apoyo a las iniciativas empresariales innovadoras, la reforma de las Administraciones Públicas y la Educación como pilar fundamental de la sociedad del conocimiento. En próximos apuntes me gustaría tocar estos temas. No obstante, reconozco la dificultad de negociar con los que son rivales naturales dentro del arco parlamentario.