domingo, 28 de diciembre de 2008

La salida de la crisis II (Smith y sus seguidores)


A partir de septiembre de 2008, se caen los paradigmas del liberalismo económico, cuando los Gobiernos del mundo de forma coordinada tienen que acudir al rescate de las entidades bancarias, ya que de no ser así el sistema estaba avocado al colapso. Posteriormente en Washington se reúnen varios Jefes de Estado y de Gobierno para proponer medidas contra la crisis económica global. La teoría de la mano invisible, de Adam Smith, padre del liberalismo económico, basada en que el egoísmo individual, que lleva a la búsqueda del interés particular, beneficia el interés colectivo, ha mostrado sus vergüenzas. Como ejemplo podemos poner el último de los escándalos que quedan por venir, el caso Madoff.

Por tanto, la lección que hemos sacado de los últimos acontecimientos, desde la crisis subprime en EEUU que estalla en verano de 2007 hasta ahora, es que se necesita la intervención de los poderes públicos en la economía, como garantes del sistema, como controladores de las operaciones, y también lo que debe ser más importante como redistribuidores de la riqueza y generadores de bienestar social para todos. Pero debemos hacernos una pregunta ¿Puede el Estado intervenir de forma eficaz en una economía globalizada?. Y es que el Estado no ha cambiado desde el siglo XIX, sigue desplegando su actividad dentro de sus límites territoriales, y ejerciendo sus potestades sobre sus propios ciudadanos. Sin embargo, la economía si ha cambiado, pasando de economías de escalas nacionales, generalmente superpuestas, a una economía de escala global.

Por lo que debemos plantearnos una segunda pregunta: ¿Se necesita una autoridad única a escala global para aplicar políticas de control e intervención en la economía? La respuesta debe ser que sí, aunque los gobiernos aún no estén preparados para realizar una cesión de soberanía. Dicha autoridad única (idéntica denominación de la del embrión de ejecutivo comunitario en la Comunidad Europea del Carbón y el Acero) debiera intervenir en cuestiones tales como: la determinación de un tipo impositivo a los movimientos internacionales de capitales, el establecimiento de reservas medioambientales de interés global, acompañado de la correspondiente compensación a los territorios reservados, la lucha contra el hambre, la determinación de derechos laborales básicos que eviten el dumping social.


Puede que este horizonte se encuentre aún muy lejos, y que en el actual estado de cosas no podemos teorizar con esta cuestiones, sino crear las condiciones para que en Alcalá, Andalucía y España haya trabajo para los ciudadanos que se han quedado sin empleo, desde luego, pero al igual que no hemos entrado en la crisis solos, no podremos salir de la crisis solos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo en que en los tiempos en que nos encontramos es necesaria una globalización. No una globalización de las entidades capitalistas, que esa no hace falta alentrla, se crea por sí sola, sino, una globalización de los podres gubernamentales, que redunde en una mejora de los derechos humanos, los derechos de los menores, los derechos laborales, la protección del medio ambiente, el acceso al trabajo, a la vivienda, redistribución de riquezas y creación de bienestar social real ante todo. Javi.