martes, 2 de agosto de 2011

Una nueva era se inicia con Giorgos Papandreu convertido en un Administrador Concursal


Estos dos primeros días de agosto de 2011 ha vuelto a subir la prima de riesgo de España por encima de los 400 euros. Los mercados no descansan ni en vacaciones.

En lo que va de año ya hemos visto a muchos gobiernos nacionales transformados en meros administradores de un concurso de acreedores en los que se han convertido sus países. En el caso de Grecia se ha necesitado un segundo rescate para evitar el hundimiento y la bancarrota de sus finanzas públicas.

La consecuencia de esta situación es que se ha acabo por desvirtuar de forma definitiva el concepto de soberanía nacional, ya que los Estados Nación, de buena parte de Europa e incluso los Estados Unidos, se encuentran tan endeudados y sus economías tan empobrecidas que los que manejan la situación no confían en que puedan devolver sus créditos.

Por tanto, la política económica, que es la base del bienestar social, no se dirige desde los parlamentos, sino que se dirige desde las lejanas oficinas de corporaciones, multinacionales, o de países emergentes acreedores.

Y en este momento histórico no basta con un empoderamiento de las clases populares en Europa o en Estados Unidos, es necesario un empoderamiento ciudadano global para contrarrestar el poder de los mercados.

En el siglo pasado existían poderes y contrapoderes, durante buena parte del mismo existieron dos modelos que se contrarestaban y que impedían la acumulación de poder.

Hoy han desaparecido los mecanismos que contrapesen el poder absoluto de los mercados y la consecuencia es la amenaza permanente y diaria sobre el pacto que fundamenta la convivencia fundamentalmente en Europa, en la que resulta lícito ganar dinero, incluso mucho dinero, siempre que se contribuya a sostener los mecanismos de protección social.

Por ahora no hemos visto capacidad o interés de los líderes políticos de querer llegar a un nuevo pacto entre ciudadanos y mercados. Incluso han caído en la trampa que el sistema les tendió en el otoño de 2008. Para reactivar la economía hundida tras la caída de Lehamn Brothers pensaron que la mejor opción era poner dinero público para rescatar a la banca y aumentar el gasto público.

Una vez que volvió a arrancar el motor gripado del sistema financiero internacional, este se comportó sin piedad y empezó a atacar a los sectores donde no generaban suficiente beneficio económico, las áreas de prestación de servicios propios del Estado del Bienestar, para ganar un mercado que hasta ahora les había estado vetado. Por lo que están obligando a todos los Estados a recortar sus gastos, fundamentalmente en pensiones, sanidad y educación.

A partir de este momento los ciudadanos impotentes se empiezan a echar a la calle en Inglaterra, Grecia o España, mientras que otros resignados piensan que no les va a afectar la amenaza de los mercados.

Sin embargo la acción pública se dirige contra unos gobernantes que asumen la responsabilidad de dar una respuestas, pero que no cuentan con el poder efectivo para darlas, ya que este poder efectivo se ha cedido, y ya veremos si definitivamente entregado, a los acreedores de la deuda pública.

Desde luego que las reformas son necesarias y convenientes, pero la reforma más inmediata que necesitamos es aquella que devuelva el poder efectivo a los representantes legítimos de la ciudadanía, ya que de lo contrario entraremos en una época oscura de la historia de la humanidad.

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