martes, 10 de noviembre de 2009

Recuperar el valor de la política

En tiempos de crisis como los actuales resulta imprescindible que la sociedad recupere la confianza en la Política, como único medio para salir de la crisis y cambiar los valores y principios que hasta hace poco habían regido en la economía y en la sociedad. Precisamente esta crisis se origina por una falta de políticas públicas, por la ausencia de control sobre los mercados financieros y por dejar campo abierto a la especulación y al dinero fácil. Por ello, sólo desde la Política se puede construir un proyecto colectivo que repare las injusticias del mercado, corrija las desigualdades, y coloque al ciudadano en el eje en torno al que debe girar la acción pública. En estos momentos no cabe recurrir a soluciones populistas, antidemocráticas o autoritarias, a pesar de que estos movimientos extremistas tienen mayor predicamento en circunstancias como las actuales.

Los últimos casos de corrupción no contribuyen a que la sociedad perciba la actividad política como imprescindible para salir de la crisis, deterioran la imagen de la política y de las personas que se dedican a la misma en su conjunto. Si bien está claro que los casos de corrupción constituyen un comportamiento individual de las personas que comenten los delitos, dichas acciones acaban contaminando a la inmensa mayoría de personas que participan en política con esfuerzo y dedicación. Para evitar que la manzana podrida acabe contaminando al resto, hay que reaccionar de forma inmediata, expulsando a los implicados y estableciendo un cordón sanitario para evitar nuevos casos.

Es responsabilidad de todos recuperar el prestigio de la política, ya que la democracia es un proyecto colectivo que a todos corresponde defender. Si los ciudadanos elegimos el camino de la abstención electoral y la falta de participación en los asuntos públicos, no estaremos contribuyendo a solucionar los problemas que nos atañen a todos, ni dignificando la acción de la política. Igualmente, la clase política se debe aun compromiso ético, y su actividad debe estar regida por valores fácilmente compartidos por el conjunto de la ciudadanía. No permitamos que comportamientos individuales empañen el honesto compromiso de muchos ciudadanos: votantes, militantes y cargos públicos, que dedican su tiempo a la Política.

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