miércoles, 8 de julio de 2009

Asignatura pendiente

La evaluación de diagnóstico del sistema educativo andaluz correspondiente al curso 2008 - 2009 ha concluido con un suspenso claro para el conjunto del sistema, así que nos ha quedado pendiente esta asignatura para septiembre. Ahora toca trabajar y recuperar el tiempo perdido para aprobar en la próxima convocatoria. Para aprobar esta asignatura y mejorar el nivel de nuestra educación contamos con un buen punto de partida: la determinación del Presidente de la Junta de Andalucía de que la educación sea la prioridad absoluta de su acción de gobierno. Una sociedad no puede avanzar con solidez hacia el futuro si no lo hace con base en la mejor educación posible para los jóvenes, desde primaria hasta la universidad.

Y es que debemos sacar una oportunidad de esta crisis económica, debemos de ser capaces de darnos cuenta que necesitamos una economía productiva basada en el conocimiento. Por tanto, debemos reorientar las inversiones del sector privado y del sector público, del ladrillo a la educación, a la investigación y al desarrollo tecnológico. Sin embargo, esto requiere un cambio de mentalidad colectiva, y lo explico. En la década anterior que nos precede, entre 1998 y 2008, todo el ahorro de las familias y la capacidad de inversión de las empresas se dirigían a un sector que producía una alta rentabilidad a corto plazo, la construcción, lo que convirtió la vivienda en un bien especulativo. Ahora en los próximos años tenemos que invertir nuestro ahorro en sectores que produzcan una rentabilidad a largo plazo, que sean productivos y que generen un empleo estable. Así que, como dice Pepe Griñán no hay inversión económica más productiva que la Educación. Una buena formación nos permitiría competir en industrias de base tecnológica, que requieren trabajadores y empresarios cualificados, y no meros especuladores. Pero en esta catarsis colectiva la cuestión no es sólo ¿dónde dirigir el dinero?, sino ¿cuánto de nuestro potencial estamos dispuestos a aprovechar?.

Y es que no podemos volver a atrás en el tiempo, no podemos volver a nuestro sino histórico de que el hijo del jornalero sería jornalero, el hijo del farmacéutico, farmacéutico y el hijo del empresario, empresario. Cuanto más baja el nivel educativo, más nos acercamos a ese sino fatal histórico, y más estamos impidiendo que el hijo del jornalero llegue a ser emprendedor. Corremos el riesgo de que el nivel educativo de nuestro sistema público sea tan bajo, que impida que nuestros escolares puedan desarrollar todas sus aptitudes y llegar a ser grandes profesionales, científicos y emprendedores. La excelencia educativa no puede quedar reducida para aquellos que se la puedan pagar en un colegio privado. La excelencia educativa debe ser extensible a todos, pero para esto nos debemos de replantear el modelo educativo, siendo mucho más exigentes con los alumnos. Hay que transmitir el mensaje a todos de que la responsabilidad personal significa que a mayor grado de estudio y de trabajo, tendrá mejores resultados, y que para alcanzar esas metas de rentabilidad social que necesitamos, como la economía productiva o del conocimiento, y no la economía especulativa, necesitamos mayor grado de estudio y de trabajo.

Por tanto, la escuela pública debe estar compuesta por centros donde se exija un rendimiento a los alumnos, porque ese estudio, ese trabajo, ese esfuerzo es lo que permitirá al hijo del fontanero ser un científico que investigue nuevos tratamientos médicos, esto es lo que otros llaman movilidad social.


http://www.ced.junta-andalucia.es/portal/com/bin/Contenidos/GabinetePrensa/Notas_de_prensa/2009/Julio/nota_prensa_030709_diagnostico/1246624207874_evaluacixndiagnxstico2008_09.pdf

1 comentario:

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo, Jesús: la educación es el pilar fundamental en la construcción de un futuro sólido, tanto económica como socialmente; sin embargo, debo detenerme en dos términos que utilizas: economía productiva y movilidad social. El primero necesita y merece una re-definición puesto que la productividad económica, el producto de una acción, no siempre es mensurable, es decir, no siempre puede medirse en parámetros de impacto. La productividad de una sociedad dinámica y actual también debe medirse en su expresión cultural, más allá del concepto de 'producto' (ya sabes, yo siempre miro hacia la cultura... como bien 'per se') aunque también admito la relatividad de esta afirmación, puesto que también deberíamos re-definir el término 'producto' y eliminar algo de su significado que lo relaciona con 'mercancía'.
El segundo de los términos es 'movilidad social'. Creo sinceramente que debemos evitar este tipo de expresiones al hablar de una sociedad actual puesto que hace referencia a una situación del pasado: hay movilidad social vertical si hay diferencias verticales. La nueva economía ha difuminado a mi parecer los límites antes tan marcados entre clases y hoy cualquier persona puede llegar a ser cualquier cosa: el secreto está, de nuevo, en educar a la gente para que quieran ser otra cosa que Cristiano Ronaldo o Victoria Beckham (porque nadie quiere ser David); es decir, promover sencillamente la curiosidad, la inquietud y la sensación de que podemos 'ser', en el sentido más amplio de la palabra.
Un abrazo enorme, aún desde una Granada que se derrite por segundos...
Pedro.