lunes, 11 de mayo de 2009

Cuadernos de viaje: 1 de mayo en La Habana



Iliana y yo hemos disfrutado mucho en Cuba y hemos acumulado experiencias que no se nos olvidarán, más aún cuando se trata de un viaje tan especial. Os narraré uno de los días de nuestra estancia, el que más nos impactó y el más cargado de sensaciones, el primero de mayo.

Estábamos alojados en el hotel Sevilla, junto al Paseo del Prado de La Habana, que custodian sus leones de bronce. A las cinco de la mañana nos despierta la música que suena atronadoramente desde el centro del paseo, por la megafonía llaman a todos los vecinos a concentrarse para acudir a la marcha que termina en la Plaza de la Revolución, poco a poco van reuniéndose por colectivos los participantes de aquel distrito de la ciudad y a las 6:30 emprenden los últimos el recorrido. La música no sólo nos despertó a nosotros, sino a todos los cubanos a los que apremiaban a ponerse en marcha. El orador animaba a la gente con mensajes de adhesión al ideario político de aquella república, mientras seguía sonando la música de salsa, guaguancó y otros ritmos.


Después de desayunar un taxi nos dejo a varias cuadras de la Plaza, por lo que tuvimos que atravesar toda la marea humana de manifestantes, hasta que conseguimos ubicarnos en un sitio privilegiado, detrás de un set de televisión y justo delante del monumento a José Martí y el Ministerio del Interior con la silueta del Che. Los manifestantes pasaban a nuestro lado por miles, por cientos de miles, con las banderas, las pancartas y los rostros de los iconos de la revolución. Seguro que recorrieron el trayecto más de un millón de personas. Nosotros nunca habíamos visto a tanta gente junta en nuestra vida, ni siquiera en las manifestaciones más multitudinarias a las que hemos asistido en España, y me acuerdo de muchas, desde la famosa en contra de la LOU en Madrid, hasta las de la guerra de Irak. Era evidente que el sistema imponía la asistencia, sin embargo el despliegue no podía dejar de impresionarte, ya que no era comparable para nosotros a lo conocido hasta ahora. Sin embargo, el taxista que nos traía de vuelta nos dijo que este año la marcha había estado floja.



Por la tarde, tras la siesta obligada después del madrugón, se formó una tormenta sobre el cielo de La Habana, a eso de las seis comenzó a llover y los chavales, más o menos niños, empezaron a correr por la calle, a resbalar por el piso del Paseo del Prado como si estuvieran en un parque acuático. Se mojaban entre ellos, se reían, disfrutaban y vivían el agua como una fiesta. Llegamos andando hasta el Malecón y allí continuaba la actividad frenética de la gente divirtiéndose y jugando entre los caños de agua que caían de los edificios. Todos se encontraban en un estado de euforia, de satisfacción y alegría. En España ya no te encuentras niños jugando por las calles y mucho menos en días de lluvia. Cada sociedad va generando sus propias necesidades y el ser humano disfruta en la medida que satisface sus necesidades o las necesidades creadas. Aquella gente, aquel pueblo era feliz.




No obstante, estamos en una aldea global y los jóvenes no se encuentran aislados de su entorno, probablemente quieran más. En el aeropuerto muchos jóvenes volaban para España para ganarse la vida en nuestro país, despidiéndose de su tierra y de su familia. Durante la manifestación el principal mensaje que repetía la megafonía era que “los jóvenes no traicionarán a la revolución”, por tanto ese es un temor de las autoridades. Creo que como todo ciclo de la historia se cierra con el desencanto de la juventud. Espero que esos jóvenes no se echen en los brazos de los norteamericanos y sepan llevar a su país hacía una democracia avanzada, donde conserven su educación, su protección sanitaria, en un sistema de libertades.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Enhorabuena, por la boda, por vuestra felicidad, por ese maravilloso viaje y por la suerte de vivir un día tan especial en Cuba. Me gusta la conclusión a la que has llegado, pero por el momento yo soy algo más pesimista, creo que precisamente lo que están consiguiendo es que quien consigue "salir" lo hace de esa manera que tú comentas, precisamente callendo en los brazos americanos. Ana Isabel Jiménez.